El principio femenino

La sensibilidad, la comprensión y la percepción han sido arrebatadas de la vida a manos de la cruel y despiadada lucha del hombre por conquistar el “exuberante” mundo externo. En lo que no se ha reparado, es en que lo único que puede volver a cualquier búsqueda sostenible. El maravilloso y sabio mundo interior. Mundo que, mayormente, es de dominio exclusivo de la energía femenina, y que fuera sepultado bajo el rigor de la ley del más fuerte.

El hombre tuvo miedo al poder de la mujer. Es por esto que, durante siglos, la sometió y la subyugó bajo su “aparente” dominio. El hombre teme porque, si la mujer gobernara el mundo, no habría guerras, ni religiones, ni políticos, ni abogados. ¿Qué sería del poder entonces? 

La comprensión de la mujer del mundo es de una profundidad tal que, en épocas pasadas, fueron nombradas “brujas”. Cuando el hombre, quién se creía “gobernaba el mundo”, descubre el potencial femenino, inventa una historia para deshacerse de esa amenaza. La mujer siempre ha sido una amenaza para el hombre, para el hombre egóico y controlador claro. Para el hombre cuyo principio femenino se halla neutralizado por la ambición. Es una amenaza porque no puede dominarse, no puede conquistarse. La mujer es inconquistable, ingobernable para el hombre. Por eso la somete y la reduce hasta la esclavitud. La esclavitud es una forma aparente de dominio. En verdad el amo es el esclavo y el esclavo es el amo. El amo está cautivo de su ambición y de su ego. Por ello es esclavo de un amo mucho más poderoso que él mismo. El esclavo, en cambio, sólo está cautivo de su amo, pero es amo de su propia Alma, que carece de ambición y de crueldad.

Así  las mujeres fueron reducidas a esta categoría de “brujas” y luego exterminadas por herejes. Sus verdugos fueron hombres que, con una capacidad de comprensión y sensibilidad considerablemente menor, eran llamados religiosos o santos. Se consideraba bruja que la mujer tenía pactos con el diablo y hacía cosas extraordinarias a través de sus poderes sobrenaturales. La Bruja es un ave nocturna, parecida a la lechuza. Tiene la cabeza grande y los ojos siempre abiertos. También pico corvo y uñas encorvadas y rechina fuertemente por las noches. Despectivamente se ha utilizado esta asociación para burlarse de estas mujeres que se atrevieron a desafiar al hombre. 

Me quedo con eso de “los ojos siempre abiertos”. Y con la capacidad de desplegar alas al viento. Así es el principio femenino. Siempre tiene el ojo interno bien abierto, disponible. A través de esa ventana del Alma, se comunica con el cosmos. En verdad la mujer sencillamente es más perceptible que el hombre y domina las fuerzas naturales porque esa es su naturaleza. Ese es el principio rector del Universo. 

El hombre sencillamente mira este escenario desde afuera. Pero todo hombre ha sido engendrado por una mujer. Es por esto que su auténtico poder está condicionado por la “dependencia exclusiva que padeció en el vientre materno”. Fue una mujer quién lo preparó para este mundo, una mujer a la que le será imposible destruir, pues es su maestra. Una maestra te prepara para el mundo. Eso es la mujer/el principio femenino, una maestría de sabiduría ansestral.

A través de Alejandro D. Gatti


El Principio Femenino - 08 - 03 - 2014 - La Previa Con La Negra Rossetti

Ser Bio Conciente