Este trabajo fue escrito, en parte, como un desafío a la eliminación de la existencia lesbiana en muchos de los estudios académicos feministas, una eliminación que, me pareció (y me parece), no es solamente antilesbiana, sino también antifeminista en sus consecuencias y que distorsiona la experiencia de las mujeres heterosexuales. No fue escrito para ampliar las divisiones sino para animar a las feministas heterosexuales a examinar la heterosexualidad como una institución política que quita el poder a las mujeres, y a cambiarla. (...)Quería que el ensayo sugiriera nuevos tipos de crítica, que incitara nuevas preguntas en las aulas y en las publicaciones académicas, y que esbozara, al menos, algún puente sobre la brecha entre lesbiana y feminista. Quería, como mínimo, que a las feministas les resultara menos posible leer, escribir o enseñar desde una perspectiva de heterocentrismo no examinado.

Cultura de Mujeres