“Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” Juan 14: 4-6
En la vida siempre se ponen al frente de nosotros muchos caminos. Algunos fáciles, otros difíciles, algunos inolvidables y también los caminos que no se pueden transitar. Pero el único camino verdadero es Cristo Jesús, y es el único, no hay otro que lleve al Padre, ya que el único camino correcto es Jesucristo.
Y si nos enfocamos en el camino de Jesús, no podemos llegar al cielo tomando ciertas rutas con el fin de “cortar” camino. Tampoco podemos hacer lo de las ranas que saltan, o los caballos que corren. El camino es para caminarlo, no para dar saltos ni tampoco correr. Hay que caminar, y llegar.
El libro de proverbios nos dice: “El camino de la vida va cuesta arriba, y libra al sabio de bajar al sepulcro” 15: 24
Nuestro Señor siempre nos tiene la opción del camino correcto, pero a nosotros nos corresponde escoger cual rumbo vamos a tomar. Bien lo dijo el profeta Jeremías “Anuncia también al pueblo que yo, el Señor, digo: Les doy a escoger entre el camino de la vida y el camino de la muerte”
El mundo tiene muchos caminos, y estos a su vez tienen puertas. La puerta del Reino es angosta, la del mundo es ancha. Debemos de tomar las decisiones de nuestra vida según el consejo que nuestro Padre Celestial nos da. Camino de vida, puerta de bendición.
Nuestras decisiones no solo traerán beneficio a nuestra vida personal, sino que el pacto de Dios es que nuestras decisiones también bendecirán a nuestros hijos y nietos.
Hoy te compartimos estos versículos:
“Hoy pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ti, de que te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige, pues, la vida, para que vivan tú y tus descendientes.  Ama al Señor tu Dios, obedécelo y sé fiel a él, porque de él depende tu vida, y por él vivirás mucho tiempo en el territorio que juró dar a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob” Deuteronomio 30: 19-20 (N.V.I)

El Camino Correcto

Meditaciones con Luz.