Qué difícil es pensar
Cuando mi mente dividida está;
Quiero mis pensamientos callar,
Para así tu voz escuchar.

Estoy en batalla,
El campo es mi mente,
Es un territorio
Aún por conquistar.

Oh, mi Dios,
Quiero las coronas alcanzar,
Yo quiero mi vida despertar,
Y quiero mi espíritu avivar,
Te entrego mi ser.

Qué tiempo ha pasado ya,
Ya fue suficiente descansar;
Quiero mil pasos tomar
Y la tierra de promesa alcanzar.

Tengo tus promesas,
Tengo tus mandatos,
Me queda esforzarme,
Valiente obedecer.

Lucha

Hace mucho tiempo no me sentía así;
Siempre lo evitaba, siempre lo luché.
Pero ahora yo me he entregado a ti,
Con mis alas rotas, sangrando mi piel.

Hace algunos meses empecé a sentir
Un dolor muy dentro, muy dentro de mí.
Era amor y orgullo peleando en mí,
Era amor y orgullo peleando por ti.

Hoy me tienes sucio, me tienes golpeado;
Hoy me tienes triste, necio, desolado.
Pero tienes todo, todo lo que tengo;
Pero tienes todo lo que hay en mi.

Hoy estoy desnudo, solo, en tu presencia,
Con mi alma partida y sin inocencia;
Hoy me encuentro solo, tal y cual soy yo.
Toma ya mi mano, ten mi corazón.

Había una barrera en mi corazón,
Falta de confianza, de resolución;
Ocultando todo, ya sin condición,
Carcomiendo todo, ¡necia maldición!

Todo mi pasado ya está enterrado,
Todos mis afectos: limpios, renovados.
Hoy estoy dispuesto a dejarme ir,
Hoy estoy dispuesto a volver a vivir.

Desnudo

Yo creí que en control estaba,
Que mi vida no tenia al fin
Un problema, una causa de sufrir.

Yo creía que firme estaba,
Que el pecado se alejó de mi,
Y muy tarde me di cuenta que no fue así.

No hice caso a tu Palabra,
No hice caso a tu voz,
No hice caso a la enseñanza que dije seguir.

Señor, mi Dios, mírame ahora;
Estoy cansado de tanto sufrir.
Perdona, Dios, toda mi impureza;
Señor, ayuda mi incredulidad.

No se qué decir y no se qué hacer;
No se cómo hablarte otra vez.
He perdido ya mi canto y comunión,
Mi vida, y contigo mi relación.

Pero leyendo tu Palabra,
Encuentro que por tu amor,
Si te confieso mis pecados
Tú te acercas y me dices: “Hijo, yo te doy mi vida”.

Mirame ahora

Muchas veces he pensado
Que mi vida no tenía algún valor;
Muchas veces he fallado
Por creer que lo podía hacer mejor.

Mas tu gracia me sostiene,
Y tu amor me guiará;
Tu misericordia es nueva cada día,
Y aquí estoy, a tus pies.

Ante ti, mi Rey, mi Salvador, mi Señor,
Ante ti, postrado estoy pidiéndote perdón, restauración;
Que tu Espíritu me llene, que tu gracia me libere... ante ti.

Corazones apartados,
Vidas tristes, apagadas, sin amor;
Tu nos llamas a la puerta,
Buscas arrepentimiento y convicción.

Tú nos muestras el camino,
Eres vida y verdad;
Tú nos llenas de tu amor y paz y gozo,
De bondad, y de fe.

Ante ti, postrados ante el Alfa y el Omega,
Ante ti, venimos hoy en alabanza y en adoración;
Que tu Espíritu nos llene, que tu gracia nos libere...
Ante ti, ponemos nuestras vidas en ofrenda,
Ante ti, buscamos hoy hacer tu voluntad;
Que tu Palabra nos enseñe, que la Creación observe,
Que la gente que se pierde venga a ti con todo el corazón.

Con todo el corazon

Jesús eres mi mano y mi sostén,
Eres mi fuerza y mi calor;
Nada me falta cuando estoy en ti.

Miro tus manos y tus pies,
Miro el amor en tu dolor;
Nada me falta cuando estoy en ti.
 
Ya Cristo redimió mi vida,
Ya Cristo transformó mi ser.

Oro y entrego mi vida para que sea tuya,
Que tu amor y gracia sean manifiestos en mi ser.

Jesús toma mis sueños te los doy
Y mis deseos del corazón;
Nada me falta cuando estoy en ti.

Hoy agradezco que tu amor
Me haya salvado de aflicción;
Nada me falta cuando estoy en ti.

Nada me falta

Cuando entiendo lo que diste, Señor, para redimirme,
No hay palabras que expresen mi asombro y admiración.

Cuando entiendo que en la cruz (te diste)
Derramaste tu amor (por mí),
No me queda más remedio
Que postrarme en oración.

Yo te entrego a ti mi vida
Para que hagas en mí
Un cambio maravilloso:
Acercarme mas a ti.

Y aunque a veces yo no entienda el plan que tienes para mi,
Yo confío en tu Palabra, se que no me dejarás.

Y cada día en comunión (contigo)
Haré de ti, Señor Jesús (mi Dios),
Mi maestro y mi guía,
Mi amigo y mi canción.

Mi oracion

Aquí estoy, pensando en ti,
Me descubrí orando por ti.

Hoy agradezco el plan de salvación,
El amor de Cristo, y mi redención;
Porque todo es hecho nuevo,
Porque vida abundante Él me da.

Pero no puedo dejar de en ti pensar,
Con el anhelo y la ilusión de ver Su plan;
Cuando por fe yo pueda dar un paso a ti,
Buscando yo servirle estando junto a ti.

Porque por gracia vivo, Dios no termina conmigo,
Este anhelo divino quiero yo poner ante sus pies.

Yo quiero estar contigo, quiero crecer contigo,
Quiero criar contigo, quiero luchar contigo
Las batallas y las circunstancias que vendrán,
Estando de rodillas juntos siempre a Dios clamar.

Como una mujer virtuosa y un hombre entregado a Cristo,
Como un par de ovejas que reflejen la bondad de su Pastor.

Yo quiero ser hallado fiel,
Ser un discípulo de fe,
Buscarte en medio de la gente,
Conocerte y verte bien;

Saber que vives en entrega,
Que quieres lo mismo que yo,
Seguir el corazón de Cristo,
A todos hablar de Su amor.

Cuando te encuentre lo sabré.

Pensando en ti

Te tengo a ti,
Eres mi Dios, eres mi Rey,
Eres mi fuerza y mi sostén.
Eres mi luz, mi salvación,
Por ti yo vivo hoy.

Aunque yo ande en valle de sombra de muerte,
Mi corazón se alegrará en tu salvación;
En tu presencia encuentro plenitud de gozo,
Delicias a tu diestra en medio de aflicción.

En tu Palabra quiero yo vivir,
A ti en oración acudir.

Tu voluntad es agradable y perfecta,
No quiero nada más que no venga de ti;
Tu amor y tu Palabra a mi alma alimenta,
Es mi sustento, tu regalo para mi.

Hoy yo me entrego, mi vida doy a ti,
En obediencia vivir.

Pacientemente esperaré, a tus pies alabaré.

Te tengo a Ti

Hoy vengo a ti Señor,
Hoy llego tarde a casa;
Acuérdate de mi,
De toda mi aflicción.

Confieso que dudé,
Entré en malas compañías;
Olvidaba que en tu Ley,
Encontraba mi delicia.
 	
Mis manos están cansadas, mis rodillas adoloridas;
Porque no puse en ti mis ojos, hoy pobre, triste y solo estoy.

Fortalece mis manos,
Porque están cansadas;
Afirma mis rodillas,
Porque endebles están.

Hoy ven mi Dios, perdona,
Hoy ven mi Dios y salva;
Abre mis ojos, quiero ver,
Y cantar ante tus pies.

Hoy como redimido, yo quiero ver tu gozo,
Que huyan mis gemidos al entrar en tu reposo,
Quiero andar en tu Camino de Santidad,
Quiero agua en mi desierto, y torrentes en la soledad.

Fortalece mis manos,
Porque están cansadas;
Afirma mis rodillas,
Porque endebles están.

“Esfuérzate y no temas”, me dices cada día;
“Pues Yo mismo vendré a salvarte, y a quitar tu soledad.”

Torrentes en la soledad

Dios es nuestro amparo y fortaleza,
Nuestro pronto auxilio y sostén.

No temeré, no temeré;
Aunque llegue el anochecer.
No temeré, no temeré;
Jehová de los ejércitos es Él.

Las corrientes del río alegran la ciudad de Dios,
Dios está en medio de mi ser.

Dio Él su voz, la Tierra oyó;
Nuestro refugio es nuestro Dios.
No temeré, no temeré;
Jehová de los ejércitos es Él.

Venid y ved las obras de Jehová,
Que hace cesar las guerras hasta el fin.
“Estad quietos, y ved que yo soy Dios”.

Jehová de los ejércitos,
Jehová de los ejércitos,
Jehová de los ejércitos es Él.

efrainoscar