corbatas de diamantes suben y bajan del tren
despacio, el almuerzo se enfría junto a la ventana
el ascensor del museo fragante de historia y colonia
unas pocas chimeneas alzan mensajes al cielo
un cardumen de peces, todo le es propicio

velocidad crucero en estas calles
tracción a sangre azul
hay que ir saltando, deslizándose, bailando
las persianas cierran sus párpados
cataratas en los desagues subterráneos
levan vapores de jade en la noche invernal de las alcantarillas

la mar, la mar, la mar baila
o nosotros nos detenemos
la cama se desintegra por peso extra
los astros se alinean y nosotros tan desalineados
casi vagabundos, nómades de la vía

los angeles nos acercan tironeando de nuestras mangas
nos dan una palmadita en la espalda 
y esperan a que se abracen nuestras pestañas
todo está patas para arriba y brilla
las huellas de los piés se entrecruzan a troche y moche

el cielo es plumas, las aves son nubes, soy sol
y no soy solo lo que se enciende entre mis zapatos y mi sombrero

mi mente como un rayo
mi cuerpo electrizante volcán
y mi corazón que ya no es mio
todo cabe en esta desbaratada encomienda cotidiana

siempre algo nuevo
siempre amanecer con la misma energía
descansar, cansarse y descansar
a veces amanecer de noche ¿por que no?

dame costas
dame ese lento regreso de vuelta a casa, piensa el marino
inhala grandes bocanadas de espacio y densa espuma rubí
desnortadas las bandadas barriletean sobre su calva desventurosa

en la distancia troquelada de corazones y cemento, toda esa chacarera de transeuntes se aleja
y solo la espuma, alquímico caldo de sales, especias, minerales, yodo, carbón, arena y perlas prevalece

impecables, bebamos, fumemos
¡la mar está bailando!

quien penetra las caracoladas costas ignorando que poesidón empuja en sentido contrario
quien penetra sus salitrosos atuendos ataviado de cuerdas, velas de lienzo, hielo
saluda su mujer como si fuese la única
besa a su hijo como si fuese su pródigo
y monta su baracaza como si fuese su hogar
¡nada lo ata a la existencia!

¡la mar está bailando, Sancho! le explica a su perro perro compañero y polizón
el navío abandonado, cubierto de coral y la herrumbre de los milenios
toca fondo, devorado
y el marino, sobre todo y todos, flota. 
impecable. 
bebiendo. 
fumando

¡la mar está bailando, Sancho! repite para sus adentros, esta vez algo compulgido.
suelta su ánima, como para que se la lleve consigo el viento, de una buena vez
¡nada lo ata a la existencia!

la mar y el marino

Tierras condenadas
despliegue de vapor y arena
Arranco el tapiz herbaceo,
para conservar mi cabellera.

Veo la flecha de Chavero
orbitando la cruz del sur
pocos miran hacia arriba

Tortícolis espiraladas
sostienen céfalos de costumbres amaestradas.

Ciudades del lenguaje, bosques de papel
Ensoñación, ideas ingenuas de belleza y perfección.

Canta el fruto de la tierra con sus múltiples espigas
En cada pétalo el picaflor niega la existencia de todo mal

Desviste a las musas la nieve levitante
Olvida escalones el noctambulo parlante.

Estupefactos ante el devenir universal,
mientras la voz no se pueda alzar,
ventilamos el viento como ventrílocuos,
y entre secretismos, lapidamos historias.

Las mutaciones nunca se detienen, ni por un instante.
De cierta paz absoluta
a internas disputas

Propongo propicio armisticio.

No recuerdo vidas pasadas
me desvelan corazonadas
demasiadas, desordenadas
apariciones desafortunadas.

Imprimiendo plácidas mis pisadas
dibujo en la memoria ceñida
de hirviente inconsciente
con euforia predatoria.

las mutaciones nunca se detienen

Los molles se doblan gentiles
reverencia y tributo de savia
¿Qué genera la lluvia?
¿Los ruegos de los hombres?
¿Qué formas de acción siguen siendo sagradas todavía, para un anciano que casi todo ha visto?
Me aprovecho de la noche, su silencio
despliego mis dudas alviento,
con disculpas para su próximo visitante,
acotadas al dorso
del chasquido lunar.
¿Qué opinarán las plantas, las piedras, las algas y los pájaros que tanto revuelven la oscuridad?
¿Quién tendrá la integridad para no aterrarse al escucharlos atentamente y descubrir su mensaje?
¿Quién moldeará desde la belleza y las pulsiones naturales su única fé,
[una vez saboreada la enseñanza del reflejo de estrellas en los ojos del zorro hambriento?
Entre idiomas se pierde el espírtu humano
¡si pudiesemos hablar claramente con nuestro cuerpo!
con nuestros dedos, la fuerza de nuestras manos y nuestros ojos aturdidos
Si pudiesemos detectar un cambio rítmico de respiración entre el silencio del monte
¿Qué forma de vida acelera su halito tan cerca?
Una brizna de pasto seco se dobla
[bajo los pies de un intruso
los animales saben ésto,
también los que protejen,
el vestigio de sus instintos.
Levanto mi cuenco de madera
lo impregno de brillo astral,
en su hora más esplendorosa,
al menos desde aquí
Bebo,
bebo el agua como si fuese agua
y veo la luna como si fuese luna
El dedo que hace un instante apuntaba al firmamento,
ahora sostiene tembolorsamente un cigarrillo
Una vela más completa su mutación.

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Texto: Milton Masor
Música y Recitado: Lucas Helber
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multilunio

Dos Carretas

cofradía artística los frutos de mar presenta:
