Como en el fruto que del árbol se desprende, intentar verbalizar una idea ya conlleva cierto aire de heroísmo kamikaze en la caída libre, independientemente si la fruta en su impacto contra el suelo preña o no la tierra con otro árbol, saludos allá afuera desde mi trinchera.

Ser un destello

Interesantísimo Gabriel como en la "Erótica del marabú" de Carnero la carroña del ave deriva directamente en la belleza de su plumaje; por lo que me resulta para la poesía brillante y necesaria la alquimia de transmutar el cadáver en flor.

Saliendo del fango

Cualquier creyente vive en un agujero, la ignorancia lo protege del mal de ojo y los espíritus chocarreros después del desengaño que llega como vergazo en la nuca tienes de dos sopas, te fajas las gónadas y encaras con dignidad tu mortalidad viendo la vida sin antifaces ó corres al primer seminario de reinserción a la vida feligres al agujero dónde nada es real pero al menos es bonito.

Superficialidad

Pienso y más allá aún siento, intuyo que cualquier expresión pero en particular aquellas que provienen de la necesidad imperiosa de sanar comezón en el espíritu, son un acto similar al ejercicio del náufrago, ese de arrojar botellas preñadas de mensajes al mar y que invariablemente uno desconoce el destino les depara.



Bengala

La honestidad es interna danza de machetes:

Dejame confesarte que de morrito fui devorado por un laberinto, la sensación de ser engullido con la mollera aún sin cerrar fué lo más parecido a pisar un caracol ó a la acrobacia visceral de patinarse con excremento, así fué como el Arcano de la incertidumbre me vió precipitar y estallar contra el piso, razón por la que supongo adoptó la cría de cuervo, ese muñón de corazón que se desprendió de mi cáscara; desde entonces, aunque suene a falasia pertenezco a «La Hermandad de los Seres Solitarios» una enigmática lista de animales acorazados dedicados a brillar a puerta cerrada, una especie de pandilla de almejas cascarrabias que fabrican perlas para después arrojarlas al mar, al igual que hacen los presos cuando pican piedras lloro en silencio y en secreto, no es culpa de nadie que de mis ramas broten solo peces marchitos y es que desde muy pequeño aprendí la ciencia de ser un pendejo; por eso, el cómo algo que nació de una oquedad muerta trasmute culminante en una flor que adorna el escarnio es un milagro que no dejo de aplaudir en lágrimas.



Una Luz

Inherente al camino
 la prueba
¡Tatewari chulo! 
Te escucho:
"¿Cómo te has conducido guerrero?"
Mis ancestros son El Mar 
y Los Cerros



Rola pequeña

El músculo de la contemplación

Ante lo simple y fugaz del cenit contemplativo, resulta ejercitable el don de admirar la belleza, habilidad que consiste en suspender en el aire aquello a lo que deseamos tejerle una funda para almacenarlo en el alma, considerada a mi parecer como el único lugar que saborea del mismo modo en que se degusta una paleta, la eternidad.

Ricardo Saavedra

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