Cuando debas despedirte de alguien a quien has amado libre y sinceramente, por tu propia voluntad y quizá con algo de idílica sinrazón ante el mundo, atesora su recuerdo.

Honra en tu intimidad cada uno de los momentos que pasaste a su lado y consérvalos vivos en tu mente. Si se ha ido de ti, pero sigues en cambio en el mismo lugar, cuídate de no ir a profanar las calles que recorrieron juntos de la mano. Permite que los caminos que fueron testigos de su amor sean eternamente de ustedes y, por tanto, no los camines con nadie más.

Si habitaron larga o brevemente bajo el mismo cielo, recoge los cabellos que perdió en tu presencia; cubre las marcas que en ti dejó y limpia sus huellas con dignidad. Así, una vez que pierdas estos signos de vista, quedarán por siempre en tu corazón.

Conserva sus cartas aunque no las leas; cuida sus poemas aunque no los recites y aunque ya no las escuches, guarda contigo las canciones que te dedicó, especialmente aquellas que nunca se atrevió a cantarte.

Cuando la fuerza aplastante de su ausencia te sorprenda y te hiera, recuerda que una parte suya aún reside en ti y que siempre lo hará, por todo lo que se quisieron en un tiempo tan breve.

Deja que esta memoria exista únicamente para ti, acaso para el silencio de ambos. No la compares con nadie de fuera, que contra un recuerdo no puede la acción más sublime de quien le sigue de cuerpo presente.

Piensa en las veces que estuvo ante ti y miraste sus los ojos con la promesa de un beso. Recuerda que también estará pensando en ti hasta el final de sus días, porque nunca permitieron que el amor se extinguiera…

Y piensa que tal vez un día estará allí, para no dejarte ir nunca más.

Memento amare

Memento amare, por Alejandro de Morales y Loaiza

“Paternally solicitous, that very day, equipped with knife and the other necessary tools, Daniel skinned Little Rain Cloud to use the hide—you’ll never guess—for a comforting disguise. The next morning he dipped the pathetic remains in brine and put that slashed, salty, abbreviated attire, so touchingly similar to that of the mother—the same reddish color, the same broad white belt around the middle, the same White forelegs—over the back of another calf. Making sure that the manifest imposture was within reach of the eyes and muzzle of the sorrowing mother, he tied the disguised calf to one of her front legs. Rain Cloud, all emotion after sniffing the beloved hide, which not only comforted her soul but delighted her tongue, happiness turning into milk, gave herself up to licking the brine with which the adored remains were impregnated. Like all idealists, she found pleasure in illusion, and in the salt the symbol of wisdom. Like so many unhappy lovers, she kissed the departed soul in a strange body. Meanwhile, the happy deceiver, sole heir of the departed, not only put on his attire, but guzzled his ration of milk.

The imposture lasted for several days. After that, the disguise and the salt were no longer needed. The calf, whom habit had legitimized, replaced the son. Daniel was right: the dead are forgotten. This does not mean that they are not deeply and sincerely mourned for some time.”

—Teresa de la Parra, Mama Blanca’s Memoirs. October 28th, 1993 by University of Pittsburgh Press. (Translation by Harriet de Onís).

Mama Blanca's Memoirs

Little Rain Cloud: An Excerpt from Mama Blanca's Memoirs by Teresa de la Parra

Aquiles Nazoa - Venezolano (1920-1976).

   Esta noche tiene hambre
la amada del poeta,
y él, temblando de frío,
sale a ver qué le encuentra.
Mas todo está cerrado:
por las calles desiertas
no se ve ni una sola
arepería abierta,
los carros de tostadas
terminaron la venta
y en triste caravana
se fueron ya de vuelta
al son de los crujidos
de sus chirriantes ruedas,
y hasta los botiquines
y bares y tabernas
hace ya mucho rato
que cerraron sus puertas…

   Esta noche tiene hambre
la amada del poeta,
y él, igual que una sombra,
cruza las calles gélidas,
en la búsqueda ansiosa
de un lugar donde pueda
comprar alguna cosa
para que coma ella.

   Pero todo es inútil,
pues el pobre poeta
en las calles nocturnas
ha dejado las suelas,
y encontrar no ha logrado
ni una taguara abierta
donde comprar un sánguche
de diablito, siquiera,
o una humilde empanada
de caraotas negras
que llevarle a su amada
que lo aguarda famélica.

   Entonces, fatigado,
se sienta en una acera,
y mientras de cansancio
los ojos se le cierran,
apoyado en las manos
mira arriba y sueña:

   Entre viendo y soñando
descubre así el poeta
que es la noche a sus ojos
una cocina inmensa
con lejanas y blancas
bocanadas de niebla
que a flotantes columnas
de humo se asemejan,
tal como si allá arriba
cocinaran con leña…
Y ya al sueño entregado
viendo va mientras sueña
que el cielo es un budare,
la luna es una arepa
y un gran plato de queso
rallado, las estrellas,
en tanto que las nubes
evocan de tan tiernas,
lambetazos de fina
mantequilla danesa.

   Y así fue como el bardo
resolvió el problema:
después de rellenarla
de nubes y de estrellas,
la luna en el bolsillo
le llevó a su doncella,
y ésta, que todavía
lo esperaba despierta,
entrándole a la luna
como a cualquier arepa,
se la pegó enterita
sin ver la diferencia.

Humor y amor

Nocturno del poeta y la arepa, de Aquiles Nazoa

Oda rápida*
D. Alejandro de Morales y Loaiza, MMXXV.

Nadie adora tanto la fragancia de las flores de un día
como el veterano seductor, hastiado ya de tanto amar,
de besar con propia diligencia de quien aspira a olvidar
los labios que parecen darlo todo sin ninguna garantía.

Entre tantos hombres necios, que acusan y denuncian sin razón
a la mujer que se entrega y entre nubes de humo parte,
el anciano trovador la enaltece, conocedor del arte
de fugaz volar sin dejarnos amargura, pena ni aflicción.

Ah, ¡bendita sea la farsa que en nuestros cuerpos se enciende!
la caricia breve, la tristeza oculta tras el dulce disfraz,
bendita sea la noche y su tibio manto de serena paz,
que hoy cobija a esta extraña, que quedarse no pretende.

Morenita trepadora, miénteme con todo el repertorio:
jura ante el sagrado altar que soy tu más viril amante,
que mi pletórica fuente de palabras en tu piel delirante
deshaga en llamas al más íntimo y húmedo auditorio.

Hazme sentir que soy tu dueño y aún no eres suficiente,
que alegre compartirás mis dones con amigas y rivales;
y dadas a otros hombres, ofréceme pasiones temporales
con votos de falsa castidad y fuerza de jura permanente.

Engaña, sí, con la mirada bruja y el negro de tus ojos,
que con fingido gesto y arte divino suplican la piedad,
que al mirarlos confiesen que no te hiere mi cínica verdad,
para libar después tu néctar y calmar enteros mis antojos.

Mocita de ébano falso: hazme naufragar en tu cabello,
deja que navegue por tus olas y zozobre en tu pelambre;
permite que en tu profundidad yo sacie entera el hambre
que me provoca la sola contemplación del arco de tu cuello.

Prométeme una vida llena de atenciones elevadas,
de caricias de tus manos, sirvientas de vida extravagante;
que mueven la escoba el sábado con rubor poco galante,
pero el domingo prestan, como nadie, dichas insospechadas.

Damita de noches por minuto, voz efímera y vencida,
que me has nombrado rey de tu tierra tantas veces conquistada;
lo mismo un instante que un siglo tu boca enamorada,
me aguarda fervorosa y colmada con la pasión henchida.

Cortesana palaciega, que vives sin vergüenza ni reproche,
que para sentarte en un trono harías perecer a todos:
eres todas las que amé, en distintos tiempos y otros modos,
eres polvo de hadas; lo único que amo en esta noche.

* Raps-Oda del Marqués de Richmond.

Oda rápida, por Alejandro de Morales y Loaiza

D. Alejandro de Morales y Loaiza, MMXXV.

Existen miradas que en el alma se nos posan,
que imploran como plegaria el amor sincero;
con fuerza arrolladora y tan sutil esmero,
que únicamente los ruines ignorarlas osan.

Existen labios que en la piel dedican ternura,
con total entrega y tan jurada vehemencia,
que si a un beso suyo ponemos resistencia
el pecho se nos quiebra, colmado de amargura.

Existen manos cálidas, de obra salvadora,
de auxilio presuroso, dadoras de la vida,
cuya fuerza magistral alivia toda herida
y negarse ante ellas destruye sin demora.

Existen oídos atentos que calmos esperan
por cada palabra nuestra ofrecida al viento,
que si por azar callásemos, por mal sentimiento,
nos tornamos en ídolos que los necios veneran.

Existen cuerpos que juran enteros consumirnos
en la llama inagotable de su amor sensual,
mas si de ellos partimos, haríamos un erial
del lecho abrasador en el que buscan fundirnos.

Y existes tú, que diste más de lo esperado.
Y existo yo, que intento escaparme de ti.
Pero la fuerza de mi "no", flaquea ante tu "sí"
y me dejas otra vez rendido y humillado.

Existes, por Alejandro de Morales y Loaiza

D. Alejandro de Morales y Loaiza. Quebec, MMXX.

Mujer, no me des las gracias por quererte,
que no me agradece el aire al respirarlo;
ni el alba que me besa en sus primeras luces,
ni el céfiro fugaz al acariciar mis sienes.

Tampoco me agradece el mar con sus vaivenes,
ni con su mecer de olas en mis mudas plantas
que hundidas en la espuma, parecen saludarlo
cuando a su encuentro mi barca se adelanta.

Calla, por mi amor, las gracias que te inspira
y cambia ya esa faz de gratitud sensata:
que la falsa discreción al corazón fatiga
y al latir en el pecho la vista lo delata.

Una vez más, no me agradezcas por quererte,
que del mundo sus loas el cariño no echa en falta:
déjame quedarme y entregarme a ti de bruces
para poder reclamar tus más íntimas gracias.

No me agradezcas, por Alejandro de Morales y Loaiza

🎧 Narrated by Alejandro Morales Loaiza

Have you ever wondered about the untold stories that shape workplace culture? The whispered warnings, shared jokes, and hallway banter that give meaning to our daily grind? In this narration, I explore how remote work has disrupted these vital narratives—what I call The Office Lore —and how we can reclaim them in a digital-first world.

This piece dives into:
✅ The dual narratives of workplace culture: official vs. informal
✅ The power of gossip as a tool for connection (not just conflict)
✅ Real-life examples of how understanding the "lore" transforms team dynamics
✅ Practical steps to rebuild storytelling and connection in hybrid or remote teams

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In Praise of The Office Lore

What happens when organizations protect brilliant individuals who hurt others? This narration explores the invisible damage caused by “untouchable talent” when brilliance is allowed to overshadow civility. Based on an original essay by Alejandro Morales-Loaiza, The Hidden Cost of Talented Tyrants dives into how performance without integrity can silently erode team trust, increase attrition, and poison workplace culture.

A powerful reflection on leadership, workplace civility, and the long-term costs of tolerating toxic behavior in the name of results.
A must-listen for leaders, HR professionals, and anyone invested in building healthy and sustainable teams.

The Hidden Cost of Talented Tyrants

Can we ever truly bring our “whole selves” to work without emotional burnout? In this narrated reflection, I explore Goffman's role theory and how it challenges modern workplace mantras around authenticity and identity. We examine why juggling multiple roles is both natural and necessary—and why the call to total authenticity at work may be more performative than progressive.

Referenced articles include Pamela Paul’s op-ed “Don’t Bring Your Whole Self to Work” (The New York Times) and Gallup’s insights on psychological safety and employee engagement.

🎙️ Narrated by don Alejandro de Morales y Loaiza
📚 From the Workplace Lore: Fiction Meets Management series
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Behind the Workplace Curtain

A thoughtful dive into how artificial intelligence is reshaping the workplace. Through the story of Daniela—a multilingual customer support agent in Quebec—this essay explores a critical shift: those who learn to work with AI aren’t getting replaced… they’re replacing others. From the automation of entry-level roles to the cultural risks of removing human judgment from hiring, this piece examines what today’s workforce and decision-makers need to consider.

It closes with five practical ideas to help you stay relevant—whether you’re job hunting, hiring, or simply adapting.

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