Name: Las manos del padre by 365 Historias
Duration: 5 min 16 s
Description: Un joven solicitó un puesto en una gran empresa. Después de la entrevista de selección, el encargado de personal lo envió con el director, para una entrevista final...

Una mujer que había sido abandonada por su esposo desde hacía ya algún tiempo, criaba sola a un pequeño de tres años. Todos los días se esforzaba por satisfacer las necesidades de su hijo. Una mañana salió a comprar al mercado y dejó al niño durmiendo. A los pocos minutos, vio el camión de los bomberos que se dirigía en dirección de su casa y regresó rápidamente. Al llegar a donde vivía, se encontró con el departamento cubierto en llamas. En la parte inferior del edificio, los vecinos habían sido evacuados, mientras el fuego seguía avanzando. Entonces, la mujer decidió subir las escaleras para salvar a su hijo, pero los vecinos la detuvieron y le dijeron que era demasiado tarde, y que su vida correría peligro. A pesar de eso, esta madre no se dejó intimidar y logró entrar al edificio y llegar a su departamento, de donde rescató a su hijo que estaba envuelto en una manta. La mujer protegió al niño lo más que pudo y este no fue alcanzado por el fuego. Ella, sin embargo, terminó con quemaduras graves y los médicos salvaron su vida de milagro; aunque su rostro había quedado irreconocible. 

Pasaron los años y el niño, que se había criado bajo la sola tutela de su madre, terminó sus estudios, y obtuvo excelentes resultados. Al cabo de unos años, fue nombrado como primer ministro, por el presidente de su país. 

Mientras organizaba la fiesta para su nombramiento, invitó a todos los altos dignatarios del gobierno, a los funcionarios de la ciudad, y a todos sus amigos. Mientras transcurría la celebración, se escuchó un gran ruido proveniente de la puerta principal del hotel, donde estaban reunidos. 
Los servicios de seguridad llamaron al flamante ministro para que les diga lo que debían hacer. El funcionario se vio obligado a quitar la fiesta, para solucionar el conflicto. El escándalo era provocado por su madre a quien no había invitado a la celebración y que insistía a los guardias, para que la dejasen entrar. El hijo intentó calmarla y le dijo: "mamá, disculpa pero siento vergüenza de presentarte ante mis amigos. Te prometo que la semana que viene iré a verte". Entonces pidió al servicio de seguridad que acompañen a su madre a la salida, por causa de sus cicatrices. 

Quizá sientes esa misma vergüenza con respecto al Señor Jesús, el Salvador; quien dio su vida por ti, quedando lleno de cicatrices en sus manos, en los pies; y en su costado. Si ese es tu sentimiento, no te extrañes en aquel día cuando ocurra lo siguiente: "Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles". Evangelio de Marcos 8:38. Pero hay una buena noticia, y es que todavía estamos en el periodo de la gracia; hoy tenemos la oportunidad de volvernos a Dios, reconocer nuestros errores y pedirle que nos revele el sacrificio de Su Hijo Jesús en la cruz del calvario, quien se entregó por amor, por cada uno de nosotros.
Tienes que saber que Dios no está lejos. Él está a la distancia de una oración. Dirígete a Él con sinceridad, con tus palabras; confiésale tus pecados, arrepiéntete y pídele perdón por ellos. Dale gracias por haber muerto en la cruz del calvario y por haber resucitado al tercer día, para el perdón de nuestros pecados y para darnos una nueva vida. 

¡Que el Señor te bendiga! ¡Hasta pronto!

Jean-Louis Gaillard

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Las cicatrices de una mamá

De "Me Gusta" y comparta este video. 

En un tren en Finlandia, la señorita Lindström se encontró frente a dos niñas que hablaban sobre sus planes de viajar a Estados Unidos y de todo el dinero que ganarían allí.
"El dinero no hace la felicidad", les dijo la señorita Lindström . "Conozco un país donde pueden encontrar la verdadera felicidad..".
Al momento de despedirse, sacó un Nuevo Testamento de su bolsillo y se los dio. "Allí encontrarán los pasos necesarios para llegar a ese país". 
-"Gracias, señora, pero no lo necesitamos", respondió una de ellas. Pero la otra joven, lo recibió y lo guardó.
Seis años más tarde, la señorita Lindström estaba de nuevo en el tren. Una mujer joven se sentó frente a ella con una niña de dos años. "No me reconoció", le dijo la muchacha. "Pero sin duda recuerda a las dos niñas que iban a Estados Unidos, a quien les dio un Nuevo Testamento. Después de una vida de descontrol, mi amiga se suicidó. Yo he encontrado un buen esposo, pero después de tres años de llevar una vida feliz, cayó gravemente enfermo. Fue entonces cuando me acordé de su Nuevo Testamento. Empezamos a leerlo juntos y mi esposo aceptó a Jesús como su Salvador. A los pocos días murió y hoy está con el Señor. Antes de morir, me rogó que pusiera mi confianza en Jesucristo y que criara a nuestra pequeña niña en la fe cristiana. Estaba destruída del dolor, pero decidí poner la confianza por el resto de mi vida en aquel de quien habla el Nuevo Testamento y Él curó mi dolor. Hoy, soy una nueva criatura, ahora pertenezco al Señor Jesús”.

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Él envió Su palabra... y los sanó

En el ejército de Cromwell, la regla era que cada soldado llevase consigo una copia de las Sagradas Escrituras. Un joven errante se había alistado en esta tropa, con la esperanza de hacerse un botín. Al igual que sus compañeros, tuvo que llevar consigo una Biblia. Después de un duro día de batalla, se preparaba para descansar cuando, al sacar el libro de su bolsillo, notó un agujero redondo en la tapa. Buscó el causante y se dio cuenta de que una bala había atravesado una parte de la Biblia, y que se había detenido en la página del libro de Eclesiastés 11:9. Con asombro, leyó estas palabras: "Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios".
Dios le estaba hablando. El joven comprobó lo cerca que había estado de la muerte. Sin este libro, probablemente hubiese sido asesinado y habría entrado en la eternidad sin ninguna preparación para encontrarse con Dios. En ese mismo momento aceptó a Jesús como a su Salvador y desde entonces lo siguió fielmente hasta el final de su larga vida. A aquellos a quienes encontraba y que estaban dispuestos a escucharlo, les decía que la Biblia había salvado tanto su cuerpo como su alma.

Tal vez usted no vivió ese tipo de experiencia con una Biblia, salvándolo de una bala. Pero su contenido todavía tiene el poder milagroso de salvar su alma por la eternidad. Anímese a leerla y decida creer en sus palabras.

"Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro". Romanos 6:23.

¿Tiene usted esa vida?

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Una bala le salvó la vida

Hace unos años, durante una cena en su honor, un conocido actor aceptó, luego de la petición de uno de los invitados, recitar un poema; cuya elección dejó a cargo de los asistentes.
Un anciano expresó su deseo de escuchar la recitación del Salmo 23.
El artista, visiblemente sorprendido, puso una condición:
— Estoy dispuesto a recitar este salmo, pero con una condición: que tú mismo lo recites después de mí.
 
El actor comenzó a leer el salmo de David. La dicción era perfecta, el público, embelesado, concluyó la recitación con un gran aplauso.

Enseguida fue el turno del anciano. Su voz temblaba. Cuando terminó la lectura, no hubo aplausos, pero varios invitados se secaban las lágrimas.

El artista entonces se acercó al anciano para decirle: 
— Yo he encantado los oídos, pero tú has tocado los corazones. ¿Cómo lo has logrado? Yo conozco el Salmo 23, pero tú conoces al Pastor.
 
Y nosotros, ¿conocemos a Jesús, el Buen Pastor? Para poder hablar verdaderamente del pastor, primero debemos haber experimentado esta necesidad de liberación de nuestros pecados y haber confiado en aquel que vino para salvarnos. Si hemos aceptado la salvación que nos ofrece, podremos apreciar su presencia y el apoyo que nos brinda, y reconoceremos su voz.

¡Que el Señor Jesús se te revele!

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Un actor famoso

Hola, la historia de hoy se titula:  "El Rey conoce el destino"
Los bombardeos de Hitler amenazaban Londres. El rey de Inglaterra ordenó entonces la evacuación de los niños de todo un barrio.
Para muchos de esos niños, que nunca habían dejado sus hogares fue muy doloroso.
Unos padres llevaron a sus hijos al tren y se despidieron de ellos.
Cuando el tren comenzó su marcha, una niña empezó a llorar y le explicó a su hermano que estaba muy preocupada, ya que no sabía hacia donde los llevaría el tren. El hermano secó sus propias lágrimas y le dijo a su hermana: “Nosotros no sabemos a donde nos llevan, pero no tengas miedo el Rey sí lo sabe”. Lo mismo sucede con cada uno de nosotros, el Rey de Reyes sabe a donde vamos, no tenemos nada que temer. Por el contrario, confiemos en él. 
La Palabra de Dios dice en Isaías 41:10: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia".

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El Rey conoce el destino

Un pastor mientras preparaba su sermón para compartir el domingo, extendió su brazo intentando agarrar un libro. De repente se acordó de que lo había dejado en la habitación de al lado. Su nieta estaba jugando en esa habitación. Después de haberla llamado, la pequeña corrió hasta su abuelo. Estaba ansiosa y contenta de poder ayudarlo. Entonces, él le explicó detalladamente donde se encontraba el libro que quería. La niña fue a buscarlo con alegría. Minutos después, regresó con el libro. Desafortunadamente, el pastor se dio cuenta de que ese no era el libro que le había pedido.
Conmovido por la inmensa alegría que desbordaba su nieta, y por su gran sonrisa llena de vida, la abrazó con amor y le dijo: "Gracias, mi amor". Cuando la pequeña regresó a jugar, contenta y satisfecha, el abuelo fue silenciosamente a buscar el libro que necesitaba. 
Me gustaría escuchar el sermón de este hombre. Es un gran ejemplo a seguir. ¿No creen?

El sermón del abuelo

Un joven solicitó un puesto en una gran empresa. Después de la entrevista de selección, el encargado de personal lo envió con el director, para una entrevista final...

Las manos del padre

Conversión de Santiago

El poder del perdón

Hola, nuestra historia de hoy se titula: “¡Ganó sin palabras!”
 
Esta historia nos llega de la mano de George Müller, este hombre de fe que en el siglo XIX construyó orfanatos, alimentó a miles de huérfanos, predicó a millones de personas en todo el mundo, y ganó una multitud de almas para Jesucristo.
Escuchemos su historia: era un alemán muy rico. Bebedor empedernido, pasaba tardes enteras en bares. Su esposa, una cristiana comprometida, solía coordinar el trabajo de sus sirvientes, y era ella quien vigilaba hasta que él volvía. Sin reprenderlo jamás, lo acogía amablemente para que se dejara conquistar sin palabras, sobre todo para que no oyera reproches ni quejas de su parte. A veces, incluso tenía que desvestirlo y acostarlo. Una noche, en el bar, este hombre dijo a sus compañeros de juerga: “Apuesto a que si vamos a mi casa encontraremos a mi esposa esperándome. Ella vendrá a la puerta, nos saludará calurosamente e incluso nos preparará la cena, si se lo pido.
Inicialmente escépticos, sus amigos decidieron acompañarlo. En efecto, la mujer se acercó a la puerta, los recibió con amabilidad y aceptó prepararles una comida sin el menor reproche. Luego, después de haberles servido, se retiró a su habitación. Inmediatamente después de que ella se fue, uno de los hombres comenzó a cuestionar a su esposo: "¿Qué clase de hombre eres para tratar a una esposa tan buena de esta manera tan lamentable?"
El acusador se levantó sin terminar de comer y salió de la casa. Otro lo siguió; uno más, hizo lo mismo... hasta que todos abandonaron el lugar sin terminar la comida. En la media hora siguiente, el marido estaba profundamente arrepentido por su maldad, y por la crueldad con la que trataba a su esposa. Se acercó a ella a la habitación, le pidió que orara por él, pidió perdón por sus pecados, y entregó su vida a Cristo. A partir de ese momento, se convirtió en un discípulo del Señor Jesús… Su esposa ¡ganó sin una sola palabra! Esta historia es realmente la puesta en práctica de 1 Pedro 3:1-2: "Así mismo, esposas, sométanse a sus esposos de modo que, si algunos de ellos no creen en la palabra, puedan ser ganados más por el comportamiento de ustedes que por sus palabras, al observar su conducta pura y respetuosa".
George Müller aconsejó: "no nos desanimemos si sufrimos a manos de nuestro cónyuge, de nuestros padres, de nuestros vecinos o incluso de nuestros colegas inconversos. Quizás el Señor responda rápidamente al deseo de nuestros corazones haciendo realidad nuestras oraciones por ellos. Pero mientras tanto, busquemos resaltar la verdad, no reprochándoles su conducta hacia nosotros, sino reflejando la gentileza, la bondad y el amor del Señor Jesucristo".
Al igual que esta mujer de la historia, aconsejo específicamente a nuestras queridas hermanas que mediten en este versículo que producirá frutos inevitables en sus hogares: "Así mismo, esposas, sométanse a sus esposos de modo que, si algunos de ellos no creen en la palabra, puedan ser ganados más por el comportamiento de ustedes que por sus palabras, al observar su conducta pura y respetuosa".

Las manos del padre

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