Todsünden

The Final Countdown

Interludium

Reverent of Rats

Master of the Universe

7. L´Ange de Porcelaine

Fragmento del Diario de Abelle Aubert
(Archivo confidencial, recuperado de la Fundación Vitale. Clasificación: Sensible / Nivel Arcano II)

El sonido del reloj siempre fue mi enemigo. Tic. Tac. Tic. Tac. Es como si el tiempo respirara sobre mí, observando cada uno de mis movimientos. En el orfanato de Lyon, donde las paredes olían a polvo y oraciones viejas, yo contaba grietas, líneas, repeticiones que calmaban mi mente cuando el ruido del mundo era demasiado. Las otras niñas dormían. Yo... veía los colores gritar.

Cuando me tocaban, dolía. No la piel… el alma. Todo se volvía insoportable. La luz, los pasos, las voces. Había momentos en los que mi mente se rompía como un cristal; entonces gritaba, golpeaba el aire, lloraba sin entender por qué.

Un día, una mujer llegó. Llevaba un abrigo blanco y una mirada que me vio sin miedo. Victoria Vitale. Ella no dijo mi nombre, lo pronunció. “Abelle.” Sonó distinto, como si el mundo se detuviera para escuchar. Me adoptó y me llevó a su casa, un lugar donde los muros eran tan silenciosos que podía pensar sin que el dolor se metiera en mi cabeza.

Allí conocí a él. A Verunt.
Su voz era grave, pero no pesaba. Cuando mis manos temblaban y el mundo me dolía, él sabía qué decir. “Respira, mon ange…” Y el ruido desaparecía.

No sé qué es lo que hacía. No sé si era magia, ciencia, o solo bondad. Pero cuando él hablaba, el fuego dentro de mí se apagaba.
Él fue la primera persona que no quiso curarme. Solo... entenderme.

A veces pienso que mi autismo no era una maldición. Era una forma distinta de escuchar al universo. Y cuando Verunt me llamó “mon ange de porcelaine”, supe que no estaba rota. Solo era frágil… y hermosa en mi forma de romperme.

LYRICS

Je compte les murs, un, deux, trois...
Chaque fissure me parle bas.
Le monde est trop grand pour mes doigts,
Je le touche... et tout s’effondre en moi.

Les sœurs dorment, moi je veille.
Les ombres me tiennent en éveil.
Leur rire se plie comme du fer,
Et mes pensées brûlent dans la chair.

NON! NE ME TOUCHE PAS!
Les sons me tuent, les couleurs me brûlent!
Mon cœur cogne trop fort — JE NE SAIS PLUS!
Mon esprit se tord — JE TOMBE!

Calme-toi, mon ange, le monde t’attend.
Tes larmes sont des étoiles dans le vent.
Ferme les yeux, je te comprends,
Ton silence... chante vraiment.

Je vois des formes dans le vide,
Des visages, des mots liquides.
Ils m’appellent d’un autre ciel,
Mais papa me tient, c’est réel.

JE ME CASSE! JE ME CRAQUE!
Mon âme éclate sous les craques!
Je hurle sans voix, je brûle sans feu,
Un ange brisé, perdu dans ses yeux!

Je t’entends, mon père, dans le bruit des mers,
Ta voix traverse mes enfers.
Je t’aime sans mots, sans lumière,
Et pour toi... je redeviens entière.

J’ai crié au ciel, il ne m’a pas répondu!
Alors j’ai parlé à mes ombres, et elles ont ri!
Mais toi... toi tu es venu!
Et le monde s’est arrêté, juste... arrêté.

Je t’entends, mon père, dans le bruit des mers,
Ta voix traverse mes enfers.
Je t’aime sans mots, sans lumière,
Et pour toi... je redeviens entière.

Through My Veins

Ancient Bards