Tres hermanos cerditos deciden cada uno construir una casa para comenzar a vivir su vida adulta. Dependiendo de sus habilidades y sus preferencias, cada uno decide usar distintos materiales: uno utiliza paja, otro, madera y el último, ladrillos. Apenas terminan de construir sus casas cuando un lobo hambriento les echa el ojo y decide comérselos, sin contar que los cerditos son más listos de lo que parece y que no le será tan fácil hacerlos su próxima cena.

La historia de los tres cerditos

Una vieja pareja de campesinos deseaba, más que nada, por un hijo. Sucedió que la esposa quedó embarazada y a los siete meses dio a luz a un hijo, pero tan pequeño que apenas alcanzaba la altura de un pulgar. El niño creció en edad, pero no en estatura, y con cada día que pasaba se volvía más inteligente. Un día, por azares del destino, se separó de sus padres e inició una aventura que incluyó caballos que se dirigían solos, una vaca hambrienta y el estómago de un lobo, antes de lograr volver a casa de sus amados padres.

Pulgarcito

Una pareja de campesinos ansiaba, sobre todas las cosas, tener una hija. Después de unos años tienen suerte y la mujer se sabe embarazada. En la casa de al lado vivía una bruja con una huerta llena de deliciosas verduras y, un día, la mujer del campesino tiene tal antojo de sus verduras que manda a su marido a robarlas. La bruja se da cuenta y, como castigo, decide que la hija de los campesinos será suya cuando nazca.
Cuando la niña nació, la bruja le puso por nombre Rapunzel y la encerró en una alta torre sin puertas. La única manera de acceder era trepando por el largo cabello de Rapunzel, que dejaba caer por la ventana al llamado de la bruja. Ahí permaneció la niña hasta que un príncipe perdido encuentra la torre y la rescata.

Rapunzel

Ricitos de Oro era una niña a la que le gustaba reunir ramos de flores de los lindes del bosque. Un día camina demasiado lejos y se pierde entre los árboles, incapaz de encontrar el camino de vuelta al pueblo. Después de caminar mucho y cada vez más asustada, encuentra en medio del bosque una cabaña de madera vacía. Hambrienta, cansada y con miedo por la noche en ciernes, entra a la cabaña y encuentra una mesa con tres platos de avena. Prueba el primero, pero estaba muy caliente. Prueba el segundo, pero estaba muy frío. Prueba el tercero, ¡y estaba perfecto! Tiene experiencias similares con una silla y una cama, hasta que cae dormida por el cansancio.
Mamá, Papá y Bebé Oso, los dueños de la cabaña, eventualmente regresan a su hogar y ¡cuál sería su sorpresa al encontrar a una niña con cabello de oro dormida en la cama!

Ricitos de oro

En un reino lejano, una pareja de reyes se preparaba para festejar el nacimiento de hija, invitando a todas las figuras importantes de su reino, excepto a un hada que era famosa por ser colérica. Enojada por no haber sido invitada a la fiesta, el hada puso una maldición sobre la bebé, profetizando que, al cumplir los dieciocho años, se sumiría en un sueño eterno.
Los reyes intentaron evitar este destino de mal agüero, pero las palabras del hada se cumplieron al pie de la letra y la princesa cayó en un sueño del que nadie podía despertarla, un sueño que poco a poco contagió al palacio entero. Así pasaron los años, hasta que un príncipe valiente encontró su camino al castillo y levantó la maldición que perseguía a toda la corte del rey.

La bella durmiente

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