TRES PASANTES
ROSITA PANTOPÓN aplicaba escrupulosamente su personal sentido de la justicia a toda la cohorte de depravados que acudíamos asiduamente a su ritual. Respeto, respeto es lo que os exijo decía, mientras, desparramada en su gordura, repartía las milimétricas dosis de droga a la fila viciosa babeante.
RITA LA PUNTA reflejaba su pretendida visión del mundo en sus preciosas papelinas de papel charol. Nunca negó la regalada que dio lugar al apodo, lo cual, sumado a su alegría, compensaba de alguna extraña manera tan adulterado material.
TOURE ABADIE se lo hacía realmente bien. Pasaba a las tres y a las siete en los alrededores de la Biblioteca Nacional. Caminaba con ritmo, enfundado en su traje de hilo, y cuando su elegante bastón colgaba de su dedo anular ( una leona había destrozado su pierna ), daba paso a su espectáculo: Por medio de una pinza en su mano izquierda sacaba los paquetillos del interior de la trabilla del pantalón, y en un pase magistral, estos aparecían en la punta de sus dedos indice y corazón de la mano derecha, donde eran cambiados por la billetada de cada miembro de la bandada vampírica que revoloteaba chillona y se abria paso a codazos tras de el. ¡ Que magnífica presencia remataban los párpados a media asta sus ojos enturbiados !. Una vez, en medio de la espera, le comenté a mi socio: Tío, tenemos que dejarlo, tenemos que dejarlo ya !. El, sorprendido me replicó: ¿ Dejarlo ?... No !, ¡ no ahora, cuando tenemos al fin un camello en condiciones !... TOURE nunca faltó a su cita y jamás dió la dosis equivocada. TOURE ABADIE se lo hacía realmente bien.

Cesar Scappa

Tres Pasantes (Cesar Scappa)

Hans Dupiereux