QUAMAGI – Sintientes del Borde
Artist: Quamagi
Genre: Electroclash · Synthwave · Cyberpunk Tango · Gothic Latintronica
Language: Multilingual (Spanish + English fusion)
Year: 3035 (or maybe now)

Album Description:

"Sintientes del Borde" is not just an album — it's a transmission from the edge.

Quamagi delivers a visceral, post-human opera woven from glitch, poetry, cumbia aliena, and romantic synthpunk. Across 11 tracks, we dance with the discarded, kiss in the ruins, hack the system with emotion, and scream truths that sound like myths.

These are songs from a world where love survives firmware, where the poor become prophets, and where Argentina isn’t a country — it’s a beautiful malfunction with Wi-Fi.

In this timeline, the heroes are androids in love, mothers abducted by elites, and cyberpunks who cry with dignity under glitching neon signs. From the Galactic Slums to the Atlantic Pearl, from Daedalus’ rebellion to El Eternauta’s legacy — this is music that burns like old cables, but heals like an unexpected hug in the middle of collapse.

💔 For the ones who feel too much.
🌐 For those who don’t fit the blueprint.
⚡ For those who still dance — even when broken.

Low-Grade Tears

Martin Brown Jr. – Cocolochón [EP]
Nacido en una bañera cromada de tequila azul, Martin Brown Jr. no vino al mundo: se sampleó a sí mismo desde otra dimensión, durante una jam session intergaláctica entre Miles Davis y una licuadora rota. Hijo ilegítimo de un groove y un mango maduro, su música no suena: se manifiesta como humedad tropical sobre pieles desnudas en movimiento.

Su primer EP, Cocolochón, no tiene género ni patria. Es una fruta desconocida que te explota en la boca, un beat que huele a protector solar con feromonas. Mezcla scat jazz con house elegante, susurros en dialectos extintos y percusiones que parecen haber sido grabadas en una cáscara de coco flotando en el espacio.

“Este disco no lo hice yo. Lo soñé durante una fiebre de maracuyá con fiebre”, confiesa Martin Brown Jr. mientras acaricia una planta carnívora que dice ser su manager.

Los tracks no tienen nombre, solo onomatopeyas:

“Pa-dap Boom (ft. una sombra que canta)”

“Cocolochón (Main Fruit Mix)”

“Sweat Tropikal 2000”

“Outro pa la Tía”

Cada tema viene con instrucciones para bailar:

Quitar el juicio.

Mojarse los tobillos.

Decir "Cocolochón" en voz alta al sol.

El EP está masterizado en 432 Hz y bendecido por una anciana que habla con loros. No se vende: se encuentra en las fiestas que terminan en abrazos sinceros y gente descalza comiendo sandía.

Cocolochón no es música. Es un estilo de vida con sabor a ananá y decisión.

Dont stop me

🫖 House of Mirrors
by The Marronas
(Back cover poetic insert — fogged, damp, and slightly fermented)

“House of Mirrors isn’t so much a place as it is a condition — damp to the bone, reeking of low tide and last night’s whisky. Each mirror holds a version of yourself you politely pretend not to notice, like your ex at Tesco."

The guitars glisten like cold fish scales under pub lights. The drums march like a weary pensioner who’s just missed the bus. And the vocals? Half-sung, half-sighed — like an apology left too long in the rain."

This is music for when you're one pint too deep, staring out at the sea pretending you’re not crying. The scent of liquor lingers in every chord. Somewhere between The Smiths and an old tango record warped by moisture and guilt, House of Mirrors is a love letter folded, forgotten, then fished out from a coat pocket reeking of haddock and regret."

It's British rock, yes — but seen through a steamed-up café window in Mar del Plata, where a lost soul hums a Beatles song in castellano and drops ashes into a half-eaten empanada."

WARNING (in polite cursive):
This album may cause sudden urges to text your ex, chain-smoke in the rain, or stare into puddles until they speak back.
Do not listen in dry climates. Needs humidity to activate full emotional trauma.

House of Mirrors

Biografía de Los Citripios
Los Citripios son más que una banda: son una anomalía luminosa en la era del absurdo.
Nacidos del espíritu inquieto de Martín Alejandro Oviedo, artista argentino que desde los años ‘90 surfea entre trackers, disquetes y sueños, Los Citripios combinan la estética dorada del synthwave con la crudeza emocional del under más visceral.

El nombre surge como un tributo desfachatado al mítico C3PO —rebautizado en español como Citripio—, pero aquí reprogramado:
gay, callejero, poético y con códigos binarios y no binarios bien escritos.
Citripio no es solo un personaje: es el corazón dorado que late detrás de cada canción. Es la afirmación de una identidad libre, orgullosa y a prueba de glitches.

Los Citripios suenan a synthpop sudado y synthwave subido de tono, con letras que escupen verdad, bailan entre ruinas, y abrazan la melancolía como quien baila un lento con el Apocalipsis.
Su música no busca encajar: choca, seduce, sacude y queda tatuada en el corazón.

Filosofía Citripia
Cada canción de Los Citripios es un manifiesto:
no venderse, no doblegarse, no pulirse para complacer.
Aquí no hay marketing de cartón, hay sangre eléctrica.
No hay etiquetas, hay orgullo glitch.
No hay finales felices, pero sí principios dorados.

Los Citripios creen que hay músicos "del otro lado", seres que susurran melodías desde dimensiones paralelas, alimentando sus sintetizadores rotos con nostalgia y fuego. No son solo una banda: son un puente.

Un legado luminoso en un mundo roto
Tras décadas de sobrevivir enfermedades, traiciones y escenarios vacíos, Martín Alejandro Oviedo y su tripulación dorada siguen creando, no por necesidad de aplausos, sino porque no saben vivir de otra forma.

Hoy, Los Citripios son un canto de amor a la imperfección, una risa sincera en un universo oxidado.
Una banda que abraza su rareza como un superpoder.
Una fiesta sagrada de circuitos en llamas.

House of Mirrors

Los Citripios

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