En medio de un sueño el padre primero vislumbró una neblina fulgurante. En aquellos vapores palpitaban musgos y líquenes y sonaban silbidos de vientos, de aves, de peces. 
El padre primero atrapó la neblina y la retuvo con el hilo de su aliento. Sacó la neblina del sueño y la mezcló con la tierra. Escupió varias veces la tierra neblinosa y entonces, del torbellino de su espuma brotó la selva. 
Los árboles desplegaron sus copas enormes y en esa tierra húmeda cobró voz y cuerpo el grillo, el tatú, el jaguar, el oso hormiguero, tantos y tantos animales. Y surcaron los cielos el águila real, el guacamayo, el loro, el pato, el ayaimama, tantas y tantas aves. Y dicen que desde entonces la tierra empezó a sonar y la selva entera. 
Y hoy en la selva suenan los peces, los insectos, tantos animales que han aprendido a hablar y a pensar. Todas esas cosas suenan en la selva, pero más que nada suenan los pasos de los vegetales, los pasos de los animales, los pasos de las aves, los pasos de las piedras que cada humano ha sido. 
Y en la noche de la selva lo que más suena es uno mismo, en nuestros recuerdos, todo aquello que hemos escuchado a lo largo de la vida. Bailes, promesas, mentiras, miedos, confesiones, alaridos de guerra…. y gemidos de amor. 
Todo eso suena en la noche de la selva y mucho más. 
Porque, en la selva, hasta el silencio suena.

Narracion de: Cucha del Aguila
Poema de Cesar Calvo extracto da: LAS TRES MITADES DE INO MOXO y otros brujos de Amazonía

Tito La Rosa - Espiritu de la selva (voz de Cucha del Águila)

Pierandrea Cyb