Nota del autor:

Llegamos al final de nuestro viaje. Pero lejos de sentirse como un final, se siente como un nuevo comienzo. Cuando empecé este disco en 2021, era sólo una canción, Senoidal, y algunas ideas sueltas como En Línea. A mediados de 2021 Me tomé un recreo de hacer música. El conflicto existencial había sido tan fuerte, que al volver a mi mismo ni siquiera estaba seguro de querer seguir siendo músico.

En 2022 conocí a Nati, quien hoy es mi esposa, y con mucha ayuda de su parte, fui desarrollando cada una de las partes del rompecabezas que contarían esta historia. La historia de una persona que se mete tanto dentro de su propia mente que cuando vuelve, la raíz de muchas de sus interpretaciones se ve completamente alterada. Me veo hoy en día viviendo una vida que me gusta mucho, sabiendo que está compuesta de cosas que en otro momento no hubiera sabido disfrutar, así como también me veo renegando de cosas que antes me gustaban. Será porque pasé la barrera de los treinta pero, en serio me siento listo para los desafíos que vayan a venir. 

Mucha gente no notó el parate musical que tuve, por supuesto. Casi nadie, salvo que estrictamente fueran compañeros míos en algún proyecto al que tuve que decir que no continuaría. Sé que mi huella en el mundo es tan efímera como yo, y entiendo que la necesidad insaciable de atención que tenemos muchos artistas no es lo más sano, ni lo más inteligente. Pero si hay algo que aprendí de todo este recorrido es a abrazar mis conflictos, pues forman parte de quien soy. De quien elijo ser.

Y sí, ya he luchado en la búsqueda de reconocimiento artístico antes. Definitivamente sé que tengo las probabilidades en contra. Pero dispongo de éste tiempo para ser Hugo Ruiz, y lo voy a aprovechar haciendo las cosas que me gusta hacer. Viviendo una vida que me guste vivir. No siempre voy a poder escapar del peso de mis expectativas, pero siempre que el proceso haya sido tiempo sintiéndome bien, sanaré y volveré a empezar. 

Estrellas fugaces representa la entrega al conflicto. Lanzo canciones a Spotify como un náufrago manda mensajes en botellas al mar, esperando que quizá alguien las encuentre y les de trascendencia. Me moviliza el amor al hacer, pero también me moviliza el miedo a desaparecer. Y me entrego a estos problemas de manera voluntaria, porque estoy seguro de que el recorrido valdrá la pena. 

También hay que decir sobre este tema, un elemento importante que da unidad al disco entero. Ese elemento es la contradicción y la ironía. Llegando al final del tema, vuelve a sonar la melodía de “La Noche Eterna” y en el videoclip, esto coincide con el momento en que alguien encuentra finalmente una de las botellas del náufrago. De esa manera se establece una conexión entre ambas canciones que puede resultar disonante. 
¿Cómo es posible que el mensaje de alguien obsesionado con la trascendencia sea la promesa de que se va a entregar al olvido agradecido por lo vivido? Y por ridículo que parezca, es una contradicción tan real. 

De cualquier manera, su mensaje es leído y enviado al espacio, por si alguien a años luz de distancia lo fuera a encontrar como ya hemos hecho los seres humanos con algunos mensajes. Es la botella en el mar all over again. En ésta obra quien va a encontrar esa señal seremos nosotros mismos. Por eso el video de “La Noche Eterna” transcurre en el espacio, donde el mensaje es recibido. Con “Estrellas Fugaces”, se le agrega otra capa de contenido a “La Noche Eterna”, volviendo a una, causa y a la vez consecuencia de la otra. El disco completo adopta una forma de círculo atemporal. Donde queda claro que la respuesta a “qué sucede antes y qué sucede después” depende cien por ciento del punto de vista y de la interpretación que le queramos dar.  
De alguna manera ese final/comienzo se siente como ponerle la cereza al postre o el moño al regalo. Estoy feliz de haber completado esta obra, y espero que con el tiempo encuentre oyentes en quienes su mensaje resuene.

Estrellas Fugaces

Nota del autor:

En línea se opone en el disco a la canción “Senoidal”. Si la primera nos guiaba en un camino de aceptación respecto de los cambios, ésta nos ofrece un refugio para huir de ellos. Un lugar al que siempre podemos volver cuando el viaje se pone demasiado intenso.

Luego del estado de confusión, la muy vívida pesadilla, y replantearme una y otra vez si no perdí la cabeza intentando entenderme a mí mismo, decidí que necesitaba descansar. Es inevitable cada tanto volver a pensar en el trauma del abismo. Pero más allá de empezar a ir a la psicóloga, de usar mi arte para sanar y ver a mi familia y a mis amigos para conversar otras cosas, no se puede hacer mucho. 

Necesitaba rodearme de conceptos humanos. Ser un humano. El humano más humano de todos los humanos. Pagar impuestos, buscar trabajo y renegar con el servicio de internet. Así que puse la pava, me cebé unos mates y cambié la música por un Lo-fi HipHop de la niñita que estudia dispuesto a bajar un poco las revoluciones. "Ésta noche vamos a pedir un delivery y me voy a tirar en el sillón a ver Netflix" pensé. 

En determinado momento de la tarde, suena mi teléfono. Me había llegado un what’s app… Era de Botsi, un amigo. Y ni bien doy play, quizá debido a una especie de resaca de los viajes a través de la consciencia que tuve recientemente, mi mente fusionó el sonido de su voz con el beat sonando de fondo. Y si bien al principio me asusté, pude controlar ese miedo sin muchos problemas. Es sólo una frontera más desapareciendo, pensé. Ya volverá. 

Pero no pasaron dos segundos del audio sonando, y me di cuenta que amaba lo que estaba viviendo. La música relajante y la voz cálida de Botsi, no podían funcionar mejor para hacerme sentir bien. Él me estaba contando sobre unos chistes que se le ocurrieron mientras se bañaba. La música, que siempre fue un lente bárbaro para interpretar emocionalmente las situaciones, le daba un tono de bella simpleza. Como si no hubiese necesidad de que su voz encaje a la perfección con el ritmo, o de que la música fuera compleja y representativa, ni siquiera sus chistes (que estuvieron buenísimos) necesitaban realmente ser obras maestras para justificar lo lindo que es que alguien se acuerde de vos cuando se ríe.

Ni bien terminó su audio, me di cuenta de la cantidad de veces que recibo estos regalos y no me doy cuenta. No realmente. Me río, contesto, soy cómplice y mando saludos… pero no siempre conecto con el porqué… no siempre soy capaz de ver en un audio, el amor que me dan las personas que me eligen.
Así que me puse a buscar en el teléfono. Y encontré tantos, que ni siquiera pude meterlos a todos en la obra que terminé haciendo. En línea es un espacio de sanación. Nos ayuda a recordar que sí tenemos un hogar al que volver cuando nos adentramos a lo desconocido.

En Linea

Nota del autor:

Algunos conceptos es mejor no explicarlos. 

Si quieren entender un poco más, les dejo un link a una historia totalmente ficticia que escribí en el universo de "Las Fronteras Imaginarias de la Realidad"

https://drive.google.com/file/d/1ZbdT3NM4jrjs07ZnEPnbFGUUYdksA3vE/view?usp=drive_link

Ares

Nota del autor:

Pensemos en un escultor que está trabajando en su nueva obra. Él observa la piedra anticipando lo que hará para llevar a cabo su arte. Él sabe que su obra está ahí dentro junto a todas las demás obras posibles. Y es su trabajo retirar de la piedra con su martillo y cincel todo lo que su obra no es para así darle entidad.

Ahora llevemos nuestra mente a otro lugar distinto: la luz blanca. En cómo al rebotar contra los objetos, éstos absorben las frecuencias de los colores que no vemos y envían hacia nuestros ojos las frecuencias que de hecho terminamos viendo. Podemos afirmar que en la luz blanca están todas las imágenes posibles superpuestas y no es sino hasta que es filtrada, que se da existencia a otras imágenes.

De la misma manera, el ruido blanco contiene todas las frecuencias sonoras con la misma potencia. Podríamos afirmar que ahí están sonando todos los sonidos posibles de manera simultánea. De hecho, con ayuda de un ecualizador y un espectrograma, podríamos “esculpir” el ruido blanco para que terminara siendo cualquier sonido posible.

También tengo que entender las limitaciones de mis sentidos. Si fuese un gato, podría escuchar quizá la conversación de los vecinos con nitidez. Si fuese un murciélago quizá las de la cuadra entera o incluso más. ¿Qué sería de mi existencia si pudiese escuchar al universo entero?

Posiblemente ruido blanco. Y si mi vista fuese ilimitada, vería la luz blanca emergiendo del inicio de los tiempos y nada más. Ruido blanco, luz blanca, nudo artístico. Todo al mismo tiempo, nada en específico. La diferencia entre futuro, pasado y presente se desvanecería junto con la capacidad de dar orden a los sucesos.

Lo que quiero trasmitirles con todo lo anterior es que es posible interpretar la realidad como un espacio vacío que será ocupado por materia, energía y otras entidades; La nada, hasta que agregamos cosas. Pero también es posible interpretarla como todo, hasta que filtramos lo que no es.

Nota del autor:

“Es la unión de fuerzas irreconciliables, imperdonables. Aceptar que en el origen son iguales.”
Venus es una canción que nos invita a explorar las fronteras entre opuestos antagónicos. El hilo de pensamiento que le dio origen empezó desde el análisis del placer y del miedo en cuanto a la correlación en su magnitud. Lo lógico sería pensar que mientras menos miedo tenemos, más placer sentimos y viceversa. Es fácil intuir que como la paso mal teniendo miedo, la paso bien cuando no lo tengo. Pero ni bien pensé eso, rápidamente me llegaron algunos ejemplos en que no lo son como lo es el caso de quien practica deportes extremos o busca sentir adrenalina. 
En el sexo nos enfrentamos a muchos miedos constantemente. Es un entorno que nos pone vulnerables ante la mirada del otro, y muchas veces se ve afectado por el concepto que tengamos de nosotros mismos. Por lo general, disfrutamos del sexo salvo que pase algo que nos desafíe más allá de nuestros límites o que hayan otros factores psicológicos interviniendo con nuestro disfrute. Pero creo que cuando uno toma el riesgo de ser atrevido, puede volverse un auténtico acróbata de los X Games. 

Imaginemos una persona que en su intimidad se arma de valor para intentar algo nuevo, y decide lamerle la pierna a su pareja. ¿Es un momento sexy o asqueroso? Eso dependerá directamente de la interpretación de quien recibe. Si el actor es rechazado, el momento puede titularse de raro o asqueroso y la emoción predominante es la vergüenza. Pero si se recibe con aceptación, la sensación de haber tomado un riesgo y haber sobrevivido al juicio del otro y al propio (No olvidemos de que si uno mismo no se juzga correctamente, nuestro lenguaje corporal nos vende de inmediato al momento de incomodidad que nosotros mismos creamos), salir victorioso de ese juicio nos trae muchísima adrenalina, constituye un boost para el momento y titula el sexo de “salvaje”, “animal” o “libre”. Resulta ser muy placentero. Y ni hablar de que la magnitud del placer nuevamente es directamente proporcional al miedo enfrentado. 

Ahora, lo que me pareció interesante y me llevó a animarme a explorar, fue pensar que éstos “riesgos” no son necesariamente un juego de azar. Asumir el riesgo de una actividad, no significa tirar los dados y ver cómo sale. Podemos tomar consciencia sobre los factores en juego y buscar el resultado deseado poniendo todo lo que está bajo nuestro control a nuestro favor. Entiendo que mi miedo al rechazo es el reflejo del miedo del otro. Y en ese sentido, para enfrentarlo tengo que acercarme lentamente a ser rechazado sin cruzar la línea, es decir, acercarme a los miedos del otro con toda mi empatía y mi atención puesta en su lenguaje corporal para detectar dónde está la línea que separa la interpretación negativa del momento, de la interpretación positiva.
Esa es una exploración muy personal. Obvio que dependiendo de cada uno y de su pareja y puede manifestarse de muy diversas maneras. El juego consiste en encontrar esa frontera y habitarla. Vibrar en ella. 

Lo que ocurre luego de unos segundos vibrando en las fronteras del placer y el miedo, es lo mismo que ocurre cuando vamos a la frontera literal entre Argentina y Chile y jugamos a cruzarla una y otra vez. Normalmente estamos seguros de estar concretamente en Argentina o en Chile y no tenemos dudas de que esa situación sea real. Pero luego de habitar la frontera un tiempo, ganamos una perspectiva nueva: Argentina, Chile y su frontera, son imaginarios; y también lo son el placer y el miedo. 
Forman parte de un imaginario colectivo que establece las convenciones generales con las que creamos las fronteras de la realidad. Animarse a habitar las fronteras no es sólo ver el placer en el miedo y el miedo en el placer. 

Es verse uno en el otro y el otro en uno mismo.

Venus  Ft Kiro

Nota del Autor:

Hay que resistir el bajón para subir
Senoidal es el resumen de un recorrido mental que me llevó a reconocer la interdependencia de la tristeza y la felicidad como parte de mis verdades fundamentales. 

¿Qué hay de la primera experiencia que tuve como ser? Esa primera sinapsis que, sin darle nombre a la existencia, le dio qualia. ¿Habrá sido una experiencia positiva o negativa? Creo que, en un primer momento, seguramente ninguna de las dos. Porque creo que detrás de toda valoración existe una comparación con nuestra expectativa. Y sólo podemos tener una expectativa si ya tenemos una experiencia previa. Pienso que cuando adquirimos la segunda experiencia, (medio milisegundo después), ésta nace de su diferenciación con la primera y por ende, necesariamente y de manera simultánea, nace su comparación y su valoración.

El resultado de la comparación definió a las dos como lo mejor y lo peor que me pasó en la vida. A partir de ahí nuestras experiencias serán comparadas con todas las anteriores ocupando un lugar en éste vector (por ponerle un nombre relacionado con la estructura de datos) que las ordenará NO en orden cronológico, sino según su valoración. Un acontecimiento nuevo puede ser lo peor, lo mejor u ocupar alguno de los lugares del medio. Y ahora que estamos desarrollados y tenemos muchos recuerdos para comparar nuestras experiencias, podemos ponerle nombre a las distintas áreas del vector: felicidad y tristeza. El placer y el dolor. Un deseo que perseguiremos y un miedo que nos perseguirá. Y toda la infinidad de dualidades que puedan diferenciar lo que queremos que pase de lo que no queremos que pase. También se define toda una zona del medio que se vuelve ambigua y neutral. A veces neutral positiva como sentirse en calma o enfocado, o neutral negativa como estar un poco cansado o aburrido.

Éste recorrido mental me lleva a pensar que el vector está en constante transformación porque cambia su tamaño con cada experiencia nueva; y que por lo tanto, la valoración de experiencias pasadas también cambiará con el tiempo. Una experiencia neutral, puede volverse un recuerdo positivo si vivimos suficientes neutrales negativas que la levanten del promedio. Así como una experiencia satisfactoria puede volverse un recuerdo indiferente si sumamos momentos eufóricos. Necesariamente nuestra valoración del presente y del pasado van a subir y bajar. De manera cíclica e interdependiente. Sólo puedo sentirme bien, si me siento mejor que antes, y sólo puedo sentirme mal si antes me sentía mejor. Sólo puedo extrañar a las personas que amé. Sólo podré disfrutar de mi comida si no estoy completamente satisfecho.

En el momento en que sentí que mi felicidad nunca dependió realmente de mis decisiones, me ví obligado a buscar nuevos criterios de decisión. Empecé a entenderme a mí mismo como una historia y por lo tanto, a aceptar los conflictos que me atraviesen como parte fundamental de la narrativa. Adopté el decidir en función del cuento que quiero que mis experiencias cuenten. 

Y no les puedo prometer que tal decisión los llevaría a la felicidad. Se siente más bien como salirse del juego de la búsqueda de la felicidad para buscar algo distinto. Mi felicidad, como la de todos, sube y baja senoidal. Es una cuerda que vibra de un estado al siguiente y no es mi búsqueda detener su vibrar. Lo que busco es fluir entre mis estados entendiendo que lo que me oscurece, también forma parte de quién soy. 

Y que el amor propio que sólo valora los buenos momentos, es la mitad del amor que deberíamos darnos.  

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Senoidal

Letra:
Antes de unirme a las estrellas doy mi fé
Cuando se borre la última huella y nadie se acuerde de mi
Cuando me envuelva la noche eterna devolveré agradecido quien fuí

Notas del autor:
La noche eterna es el inicio, la obertura de las fronteras imaginarias de la realidad. Ningún viaje espiritual o auto revisión filosófica seria puede siquiera comenzar antes de reconocer nuestra naturaleza efímera y aceptarla. Amarla como tal.
Y no es solo aceptar nuestra inevitable muerte, sino también el olvido que le sigue. Entender que ni nosotros, ni nuestra descendencia, nuestro arte o siquiera nuestra galaxia escaparemos a nuestro final. Final que no sólo nos borrará del presente, sino también borrará toda evidencia de que alguna vez existimos.
Muchas veces pienso en el propósito de mis acciones y veo que en el corto plazo tienen sentido. Para sentirme bien hoy, para sentirme bien mañana. También tienen sentido en el largo plazo. Para que las generaciones futuras se sientan bien, para que algún día alguien encuentre mi mensaje. Pero lo cierto es que si extendemos demasiado el plazo, todo propósito se desvanece.
Y si bien a alguno le puede causar algún conflicto, yo lo agradezco con toda mi alma. Porque si no hubiese un límite en las consecuencias de mis acciones, sentiría muchísima presión por parte de ellas. Así como es, la respuesta al interrogante “para qué vivir” cobra una simpleza que es sencillamente preciosa. 

Vivo para mí y para mis seres queridos. El resto es ornamental. 

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La Noche Eterna

Sentado en la Cama es el proyecto solista de Hugo Ruiz, artista cordobés especializado en composición y producción musical, que transita desde el 2019 una serie de universos sonoros existenciales ligados al indie y al pop.

Se inició como violinista y posteriormente como clarinetista, tecladista y cantante. Trabajó como músico, siendo director de orquestas sociales, profesor de clarinete y de lenguaje musical. Se desempeñó como productor de música para publicidad, cine y videojuegos; y participó en varias bandas destacadas del rock cordobés como Alvacío, Animales en Cautiverio y Pésame. Compartió escenario con artistas reconocidos de la escena como Esteban Kábalin (Pésame), Paula Loza (Delta), y Mariano Martinez (Attaque 77), llegando a tocar en eventos importantes como el Cosquín Rock.

En el trayecto de “Sentado en la Cama”, publicó un álbum, un ep y 10 singles. En el 2023 junto al artista KIRO, publicó el EP Máquina del Tiempo, cargado de nostalgia noventera. Participó de la escena cordobesa en el “Córdoba Rockea 2021”, junto a grandes artistas como Cuatro al Hilo y Juan Terrenal; y en el 2024 se encuentra presentando "Las Fronteras Imaginarias de la Realidad", su nuevo álbum.

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